Inteligencia emocional en las empresas
- Ana Sofía Ocampo Barousse
- 2 mar 2020
- 2 Min. de lectura
Primero que nada hay que aclarar a qué nos podemos referir con inteligencia emocional, un término que recientemente ha cobrado relevancia y cada vez se escucha más, sin embargo es un término que gracias a Daniel Goleman ha tenido un gran impacto desde hace varios años.

Comprendamos que la inteligencia emocional es la capacidad de todo ser humano para comprender las emociones propias y las de los demás, de esta manera aprender a gestionar la expresión de ellas.
Está más que claro que tener esta inteligencia emocional desarrollada nos lleva a actuar de cierta manera ante las diferentes situaciones que se presentan día a día, no obstante requiere de trabajo interno propio, de saber comunicar lo que sentimos y tener autocontrol de esta expresión.
Los líderes de equipos deben no solo trabajar esta inteligencia, sino reforzarla e impulsar a que los integrantes de su equipo también lo hagan, de esta manera lograrán manejar las crisis de manera más profesional, buscarán el bien común y sobre todo se generará un ambiente propicio para el trabajo.
Trabajar con inteligencia emocional como principio básico del trabajo en equipo permitirá incluso que las situaciones de estrés sucedan con menor frecuencia, y que cuando sucedan problemas se buscará siempre la comunicación asertiva para la resolución de los mismos.
Destaquemos que el trabajo emocional debe darse desde casa a una temprana edad. El desarrollo cerebral de los niños en etapa escolar ayuda a entender el procesamiento de las emociones y si se enseña a la correcta expresión de las mismas en el momento adecuado y bajo una comunicación constante que permite identificar de dónde surge y por qué se siente será una tarea sencilla en una edad adulta.
Si esta educación emocional no se hizo de manera adecuada, no todo está perdido, en realidad las experiencias que vivamos nos irán ayudando a ir forjando esta inteligencia a la hora de expresar las emociones, nadie es perfecto al momento de reaccionar ante algo que no se tenía previsto.
Buscar que un equipo de trabajo sea emocionalmente inteligente, no puede ser una meta lejana y última, sino una habilidad que debe buscarse constantemente con ejercicios hipotéticos, diálogos constantes de manera formal e informal, procesos de trabajo claros, técnicas de relajación e interacción frecuentes y sobre todo líderes con ojos abiertos y escucha activa.
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